Inhala dolor, escupe poesía¿De verdad debe ser así? No debería serlo.
Inhala vida, escupe poesíaSuena mucho mejor. Pero a veces lo que nos duele, nos cala el alma y nos taladra sin dejarnos dormir, es precisamente lo que nos lleva, como máquinas gobernadas por algún amo desconocido, a convertirnos en escribientes, ese que toma el dictado, sin saber muy bien qué escribe o cómo terminará... Hay que escribir, para deshacer el nudo en la garganta, para liberar las lágrimas prisioneras en una ardorosa explosión de tinta y sal, de trazos inconexos... Hay que escupir poesía. Hay que vomitarla. Hay que desintoxicarse, exorcizarse... convulsionar en versos. Trazos convulsos que te lleven eventualmente a una especie de paz temporal. Nada es para siempre, ni siquiera la cordura, ni siquiera la "falta de inspiración". Hay que escribir. Inhalas vida, inhalas dolor... yo escupo poesía ¿Qué escupes tú?
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