"Me gusta la gente con ese átomo de locura que hace que la existencia no sea monótona, aunque sean personas desgraciadas y estén siempre en las nubes, como tú... Personas que, según mi familia, son calamidades indeseables" Nada. Carmen Laforet

abril 01, 2016

Me caigo

A veces me pica... y caigo.
Soy aire, ligero, volátil. Y caigo.
Me hundo en los confines oscuros de la nada, sin motivo, sin gatillo que detone el estallido hacia el barranco en penumbras.
Solo caigo. Como acero ligero, aguado. Aire pegajoso que cae sin ganas, sin futuro.
Caigo. No sé cómo evitarlo. El recuerdo remoto de la luz late inútilmente dentro de mí. Me pica. Caigo. Me abismo. Hay tanto a qué llorarle, hay tanto por qué caer. La vida acaba, la violencia crece, el poderoso oprime, la indiferencia mira hacia otro lado, el hambre mata, el sacerdote engaña, la madre grita, la etiqueta social condena. Y el mundo... ni se inmuta. Ocupado en su propia aniquilación por las emisiones de dióxido de carbono.
Yo... caigo. Y crezco diminuta en la negrura. Me expando, me abismo. Me pica. Me caigo.
La luz agoniza en la cueva de la esperanza. Nada sucede. ¡Despierta! Hay tanto a qué reírle... pero no.
La cabeza punza, el pecho se ahueca, las piernas flaquean. Tengo frío.
Y yo... me caigo. Y yo no entiendo. Y yo no puedo, no sé, no quiero. Sin motivo, sin final.
Me pica. Me abismo. Me caigo

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