"Me gusta la gente con ese átomo de locura que hace que la existencia no sea monótona, aunque sean personas desgraciadas y estén siempre en las nubes, como tú... Personas que, según mi familia, son calamidades indeseables" Nada. Carmen Laforet

junio 26, 2010

Hostilidades en el Planeta Fusión.

Mi nave ha aterrizado una vez más en el pequeño astro, después de un viaje recreativo a mi planeta de origen. Llegué con nuevas provisiones y cargada de energías, que resultarían poco frente a todas las hostilidades planetarias que habrían de sobrevenir.

Encuentro el planeta muy cambiado, resulta que la depositaria del poder de la parte costera del astro ha abandonado su cargo, después de un año de supremacía, sin dejar un sucesor definido, cosa que las fracciones jóvenes y rebeldes del planeta han aprovechado para hacer cundir la anarquía por doquier. El sistema de castas que alguna vez imperó en el lugar se ve claramente amenazado y las habitantes más antiguas del astro se encuentran muy molestas por esto.

Las tareas y cuestiones implicadas en la lucha son muy sencillas, como el horario para comer y el tiempo que cada una puede tomarse para dicha actividad, así como el montaje de todo el circo planetario que ha de llevarse a cabo cada día, a pleno rayo del sol, a penas iniciando la tortura -o mejor dicho jornada- laboral. Las fracciones conservadoras desean que las cosas permanezcan como han venido funcionando: quien lleva más tiempo en el planeta goza de ciertos privilegios en cuanto a horarios de comida se refiere, así como puede mandar a las más jóvenes sobre cómo hacer el montaje, gritarles de vez en cuando por hacer algo mal, sin previa instrucción sobre cuál es el modo correcto de proceder en dicha situación, así como privarles de servir en alguna mesa con el pretexto de que se encamotarían.

Por su parte, las fracciones rebeldes, defienden su derecho a la igualdad despreciando el estado de hegemonía que las conservadoras pretenden hacer permanecer. La estrategia es simple, hacerse mensas mientras es tiempo de montar, ocupándose de tareas simples y a la sombra, como abastecer la estación de servilletas, saleros y menús. Así como escudándose en la labor de acomodar el letrero y quitar las sombrillas, aprovechando cualquier momento para chismear sobre lo acontecido la noche anterior, esperando a que los garroteros hagan todo el trabajo como por arte de magia, como si se tratara de los elfos que habitan el mundo de Harry Potter.

Estas criaturas, a las cuales llamo las rebeldes son joviales y psicodélicas, y gustan de las experiencias ultra terrenales que ciertas sustancias, traídas de otros mundos, proporcionan. Poco a poco han adoptado el hipócrita desprecio por los clientes que como habitante del planeta vas adquiriendo con el paso de los días. Se trata de criaturas que pasarán aquí un tiempo, mientras el verano acontece en sus planetas, para regresar con los bolsillos llenos y las conciencias vacías. Criaturas simpáticas e hilarantes a mi parecer.

La lucha de poder acontece día a día, entre los esfuerzos de igualdad de las rebeldes, haciendo sorteos para emplazar los horarios de comida, ignorando las instrucciones de las conservadoras, y los esfuerzos de las últimas por reestablecer de algún modo el orden perdido.

En cuanto al clima, nos encontramos en lo que llaman Temporada baja, la lluvia clientélica fluctúa de inexistente por la tarde para pasar a escasa por las noches, con eventuales chubascos gringoides algunos días. Las habitantes más jóvenes del planeta comienzan a dejar de creer el la promesa de Temporada alta en Julio que nuestro comandante les hizo al contratarles. Otra vicisitud que vive el Planeta Fusión son las tempestades humorísticas del querido tío, nuestro desquiciado monarca, quien pasa de histérico a ridículo sin miramientos. Considera el planeta como “su casa”, cosa por la cual se ha permitido multar y regañar a quien no se termine la comida y ose tirar las sobras de patas de pollo o pasta que se sirven como manjar cada día a los felices habitantes del astro. Así mismo el tío sigue al pie de la letra la máxima más cierta del lugar: “Cada día, tres de cada cinco tareas que ejecutes estarán indiscutiblemente mal, siendo las tareas erróneas escogidas completamente al azar, pudiendo cambiar su status de correcto a incorrecto de un día para el otro, sin previo aviso”, cosa que hace el trabajo cada día un poco más caótico.

Así también el tiempo de permanencia diaria en el planeta se estira día con día, haciendo las noches cada vez más largas. El cansancio se acrecienta entre las tropas, al igual que las quejas, por lo que nuestro comandante ha recurrido a otorgar dos días de libertad condicional a la semana, -dos días para descansar- siempre y cuando asistas contenta y enérgica los otros días, consintiendo la paga de un solo día de descanso.

Todas estas situaciones influyen en el ánimo de la población e incidentes como la perdida de una de las mejores habitantes del planeta, nuestra querida cajjera, hacen de fusión un astro día a día un poco menos brillante. Un asteroide con luz falsa, agradable para el visitante, desconcertante para quien lo habita.

Debo comunicar, así mismo, que no he podido permanecer ajena a la locura planetaria que el verano ha traído consigo. Ya había sucedido antes, que los conflictos estallaran en mi ausencia y al parecer por mi causa, pero mi buena suerte me había mantenido siempre ajena, saliendo perfectamente ilesa de todas esas batallas, que nunca tuve que molestarme por librar. Se libró pues una nueva batalla, que perdí sin motivo aparente, mi delito: No ser del agrado del monarca. Ordenó que se me cortara la cabeza, como si fuera yo un naipe y él, la Reina de Corazones. El asustado conejo -nuestro comandante- ejecutó la orden temerosamente, pero mi cabeza no cedió. Puede que tenga la cabeza un poco dura o que simplemente no era mi momento. Con un black-jack bajo la manga mi permanencia en el astro fue restaurada: “Es una habitante cumplida, puntual, responsable, enfocada al servicio al cliente, que vende 300% más que otras pobladoras y que acaba de ser premiada por su conocimiento -por ñoña pues-”. Esos argumentos me tienen de nuevo en el planeta, haciendo mis últimas anotaciones sobre la exótica realidad que dentro de él se vive. Despreocupada sobre cuál pellejo es el que peligra, quién se hace del poder o qué habitantes vienen o van.

Hasta aquí, el reporte de los acontecimientos más relevantes en el pequeño astro. Dejamos mucho de lado, para no agobiar a los queridos lectores. Así como nos seguimos reservando la descripción del Monarca, el tío, o La Reina de Corazones, como he atinado en nombrarle, esperando a reunir la fuerza para soportar las náuseas que dicha descripción provocaría.

Un abrazo caluroso -a la fuerza de este incandescente verano- para todos mis queridísimos lectores. Sigan leyendo y comenten por favor. :)